lunes, 3 de marzo de 2014

El miedo a equivocarse la principal escusa para dejar de hacer las cosas, pero algo peor a eso es el miedo a no poder equivocarse más, cuando ya no hay otra opción y peor si hay muchos años que cada vez nos miran con mas reprobación, porque ya no la cagamos con el dolor de un golpe o de un castigo común, si no que ahora es la conciencia, que va agrandándose con los años, para nuestro pesar. No sé si cada vez los errores son peores o cada vez somos mas conscientes de las consecuencias. Lo que la mayoría de la gente llama juventud a la etapa donde te podí mandar todas las cagas que posibles, y el castigo lo asumes solito. Acepta las consecuencias, la cagaste. Mientras eso no involucre pasar a llevar de forma irreparable los sentimientos de personas que nos quieren, todo bien. Que pasa después? Cuando ya empezamos a mirar la “juventud” o etapa de pendejo con nostalgia? Puedes seguir mandándote cagadas o aprender de ellas, aprender de ellas sería lo ideal, pero no es mi caso, o sea, de que aprendo, aprendo, pero es aprendizaje a corto plazo. Eso te lleva a cuestionarte el control que tienes de tu vida, y uno ve como viven felices, los que se mandaron cagadas en público y ya están redimidos, otros se las mandaron piolita y siguen mandándoselas piolita, y así todas las combinaciones posibles. Seremos realmente capaces de aprender? En este momento quiero encontrar el equilibrio, pero no tengo mucho parece, tengo tendencia a los excesos, cuando tengo etapas de madurez me sorprendo a mi misma, cuando tengo etapas de agueonamiento temporal también, me sorprendo aun más de mi extremismo. El problema quizás es que trato de encajar inconscientemente en los estándares que tanto odio, al estándar de “hay que trabajar”, “hay que ganarse la plata”, “hay que acostumbrarte a trabajar 8 horas diarias salir a las 6 de la tarde, a ver las noticias y leer el diario” (para estar “informada”), ponerse ropa deportiva los domingos y a comer tres veces al día porque es “hora del desayuno”, es “hora de almuerzo”, es “hora de once”. Y no tomar leche al almuerzo, comer sanduich a media tarde y lo que haya en el refri (nada) en la noche. Ese inconsciente que está tan arraigado a las personas que me rodean, que serían felices siendo como soy, pero les encanta sentirse responsables cuando les cuento cosas como las que escribo ahora, el inconsciente arraigado principalmente a mi familia, a mi hermana, que mira como una meta el ser “normal” y “responsable”y de mirarme con reprobación, a mi mamá, que es normal pero compasiva natural. Mi papá no, él no para de quejarse de lo chato que está de su trabajo, y de que para todo hay que tener plata, pero igual le gusta el guebeo, el carrete y la vida. Toda su normalidad tiene un origen en el trauma de su niñes-juventud, en el de no tener nada cuando chico, teniendo convivir con quienes lo tenían todo, en un ambiente bastante cruel. También tengo muy “inconscientizado” los valores religiosos, que a la mayoría le encuentro razón, otros los cuestiono en silencio. Todo ese arraigo inconsciente a la responsabilidad me hace o sumergirme en ello (cuando me sorprendo de mi madures) o querer salir corriendo de esa estupidez (que generalmente termina en algún cagaso) Y me cuestiono el hecho de que si debería comenzar todo de nuevo, desechando pensamientos irracionales arraigados en la juventud, y comenzar con mi filosofía. Pero no me atrevo, quizás eso sería dejar de ser alguien, y pasar a ser nada. Lo mejor que creo ahora es tomar todo eso como moraleja, tomar lo mejor y cambiar lo peor de cada “arraigo inconsciente”. Es lo mas razonable, no? lo no tan razonable es si el cerebro es capaz de actuar razonablemente en cada momento. En realidad es imposible, siempre saldrán esas reacciones inconscientes, las que agarré en al niñez, eso es lo que me hace mandarme una cagada y después arrepentirme, tenerlo muy presente por un tiempo, al nivel de dar cátedras en el asunto, pero que se desvanezca con el tiempo, o que no se nuble un poco, por la emoción del momento, o que esté tapado por otro pensamiento mas importante en ese momento. La única conclusión (y la mas fome) es darse cuenta de que todos nos mandamos cagadas, de que no somos perfectos, de que tenemos que andar con cuidado por la vida, y tener misericordia con nosotros mismos, perdonarnos con amor y no condenarnos. Esa parte de “andar con cuidado por la vida” es la que nos (me) aburre después de un tiempo, es la que nos hace sentirnos viejos y aburridos. A la mayoría los invade el “andar con cuidado por la vida” junto cuando te invaden esas responsabilidades irrenunciables (hijos, enfermedad, conciencia, etc.), y terminan tomándolo hasta como su estilo de vida (ejemplo de mi madre). Por el momento mi juventud y “complejo de peter pan” me hace creer que eso no me pasará.

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